Dra. Carmen Magallón Portolés, Orden de la Paz “Martin Luther King” |
“Acepto con gusto, pensando que es un honor que
corresponde a tantas mujeres que han trabajado y trabajan por la paz en el
mundo, es decir por la no-violencia, la justicia y los derechos humanos”. Esta frase
fue parte de las palabras de agradecimiento de la Dra. Carmen Magallón
Portolés, al recibir la Orden de la Paz “Martin Luther King”, que le confirió
la UPOLI.
“Al recibir este reconocimiento, tengo en mi mente a las mujeres
nicaragüenses y a las mujeres del mundo, a las que, desde luego, no pretendo
representar, pero de las que hago circular su palabra y su prácticas y me llega
aliento y fuerza para hablar”, afirmó la Dra. Magallón.
El otorgamiento de la Orden se realizó en conmemoración del XX
Aniversario de fundación del Instituto Martin Luther King de la UPOLI, y se
realizó como un reconocimiento a la contribución de la Dra. Magallón a fortalecer desde la sociedad
civil mundial, el Derecho Humano a la Paz, desde la perspectiva de las mujeres.
La Orden
de la Paz fue creada por el Consejo Directivo de la UPOLI como una distinción
honorífica del más alto nivel que se otorga a personajes, nacionales y
extranjeros, distinguidos en la promoción de la cultura de paz, derechos
humanos, consolidación de la democracia, mediación en conflictos armados, entre
otros.
Previo a su
disertación magistral, la Dra. Magallón afirmó que veinte años del Instituto
Martin Luther King era un trayecto importante, además de los 46 años de la
UPOLI. “Es admirable haber mantenido una revista, Cultura de Paz, durante todo
este tiempo. Y es admirable su voluntad de proyectarse a nivel internacional.
Iniciativas como la propuesta ante Naciones Unidas para lograr que el 2009
fuera declarado el “Año Internacional de la Reconciliación”, es un hito a
agradecer por toda la comunidad internacional, donde hay tantas heridas que
necesitan curarse, tantos grupos pendientes de reconstruir los lazos que algún
día rompió la violencia”, dijo.
Por sus 20
años de trabajo por la paz, el IMLK recibió felicitaciones, en nombre de la
Fundación Seminario de Investigación para la Paz, SIP, de la Asociación
Española de Investigación para la Paz, y también de la sección española de la
Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad.
“En medio de
las tensiones mundiales, construir cultura de paz sigue siendo uno de los
empeños más nobles de la humanidad. A él pueden contribuir todos los grupos
sociales y desde múltiples perspectivas. Un punto de partida es desmontar la
inercia de las conductas y la fascinación por la violencia. Frente a esta
inercia, necesitamos desaprender la guerra”, dijo la Dra. Magallón.
Recalcó que
si queremos sustituir la cultura de la violencia por la cultura de paz, hemos
de cultivarla, en ideas y prácticas, para que impregne el conjunto de las
culturas, las mentalidades y las estructuras políticas a todos los niveles:
internacional, nacional y local, “enunciare cuatro ideas sencillas, como fondo
y marco: Que la paz no es algo etéreo sino que tiene un rico contenido que va
más allá de la ausencia de guerra; que la ausencia de guerra es condición
necesaria, pero no suficiente; que no hay paz sin derechos humanos, democracia,
desarme o desarrollo. Y que cultivar ese contenido, erosiona la desigualdad y
las sociedades injustas, es construir cultura de paz”, dijo.
Explicó que
recuperar el pensamiento y las prácticas de tantas mujeres que han tratado de
construir la paz, escuchar las voces de las mujeres del mundo, puede ayudar a
romper con la dinámica deshumanizadora y letal a la que nos aboca este sistema.
“Necesitamos universalizar la lógica del hacer y pensar que valora el cuidado y
el sostenimiento de la vida, universalizar la racionalidad civilizatoria, no
dejándola perder y extendiéndola a los hombres”.
Mencionó que
la igualdad y diferencia no se contraponen. Lo opuesto a la igualdad no es la
diferencia sino la desigualdad. Necesitamos una igualdad construida con los
ladrillos de lo mejor de la experiencia histórica de hombres y mujeres.
Subrayó que
hombres y mujeres habríamos de dedicar tiempo a sostener la vida, porque
quienes están menos implicados en su cuidado, encuentran más dificultades en
hacerse cargo del valor que posee.
“Mujeres y
hombres hemos de mirarnos, admirarnos y querernos; aprender unas de otros y
otras de unos, interpelarnos y disfrutar, responsabilizarnos juntos de la
crianza y educación de hijos e hijas, cuidarnos mutuamente y envejecer juntos.
Ya sea en organizaciones mixtas o en organizaciones separadas, será la
confluencia y la suma de esfuerzos, la que ayudará a que crezca esa cultura de
paz que perseguimos”, concluyó.
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