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04 agosto 2011

CIELAC presenta investigación socio religiosa


Dr. Jean-Jacques Dubois

El Dr. Jean-Jacques Dubois, doctor en ciencias religiosas y especialista en sicología y antropo-sociología de la religión y de los fenómenos mágicos religiosos, presentó a la comunidad académica de la UPOLI su investigación: “La revolución sandinista de Nicaragua como un movimiento de revitalización nativista indígena”.

La actividad fue organizada por el Centro Interuniversitario de Estudios Latinoamericanos y Caribeños, CIELAC en coordinación con el Instituto de Investigación y Gestión Social, INGES.   

En su disertación, el Doctor Dubois realizó un análisis del proceso y del discurso de la revolución sandinista, donde planteó siete tesis para demostrar que el sandinismo es una religión.

Según el especialista lo que determina si un fenómeno es religioso o no, es la presencia en éste de siete potencias identificadas como sagradas, entre ellas: la conversión, unidad de la totalidad, la comunión, lo minúsculo, la muerte, la historia paradigmática y la legitimidad.

“El discurso sandinista es tanto más religioso cuanto se encuentran estos siete indicadores religiosos”, afirmó el especialista.

Expresó que la potencia de la conversión es la del pueblo que se vuelve poderoso porque es revolucionario, es decir sandinista, y la potencia de la unidad de la totalidad se asegura por Sandino, el paradigma de toda cosa, todo acontecimiento.

“La potencia de la comunión, que es sinónimo de participación, se revela en la insurrección popular antes del triunfo. Entonces, las grandes agrupaciones durante y después del triunfo, la cruzada de alfabetización, las grandes faenas colectivas benévolas son los lugares y momentos comunionales”, dijo.

Asimismo subrayó que la potencia de lo minúsculo viene de su impotencia. “Más un sandinista era pequeño e impotente, más él se vuelve gran Dios y potente. El efecto de consagración o divinización, depende de la distancia entre antes y después”. 

“La potencia de la muerte es un tema ya presente en la boca de Sandino. La voluntad de potencia por su muerte auto-sacrificial es un tema redundante después del fin de la guerra. Enterrar a Sandino fue como enterrar una semilla. Fonseca resucitará a Sandino para divinizarle. Tomás Borge repetirá eso con Fonseca. Y todos los sandinistas que dan su vida  para la salvación del pueblo son sandinofanías, dado que el sacrificio es una ofrenda para un mundo nuevo”.

Por otro lado, dijo que la potencia de la historia es fundamentalmente la respuesta sandinista al fatalismo somocista, a la impotencia; la historia era cerrada, el presente era la reproducción del pasado, y el futuro la perpetuación del presente. 

Concluyó expresando que la potencia de la legitimidad es la llave de la totalidad del discurso sandinista. “El sandinismo tiene valor y potencia puesto que es el bien que derrota el mal, y vence el somocismo. El sandinismo, en confluencia con el cristianismo, historiza el advenimiento de la redención que establecerá el reino de Dios que es la sociedad justa de Sandino, el reino de Sandino.  Sin embargo, la legitimación la más importante es la que otorga el Pueblo divinizado, es decir sandinizado”.

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